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Listín Diario - Deplorable, sencillamente deplorable. 

El último “ranking escolar” del país es el fiel retrato de una verdadera catástrofe. Entre otros sobrecogedores resultados, está el que de 220 mil 346 estudiantes que tomaron las llamadas Pruebas Nacionales, sólo 3,129 lograron pasar las materias con 65 puntos y más, casi como aquellos corredores que llegan de chepa a la meta, exhaustos y con la lengua afuera para salvar el honor.

Es deplorable, sencillamente deplorable, que estos hayan sido los resultados de una prueba que evaluó lo “aprendido” o lo “enseñado” en un año, y que de lo que pudo salir airoso, es decir, el 1.4 por ciento de los examinados, las notas no hayan sido lo suficientemente significativas como para abrigar esperanzas de que, en el porvenir, podamos contar con los recursos humanos que necesitará la Patria.

¿Qué tiempo llevamos cargando a cuestas con estos defectos en la educación básica pública y privada? ¿Qué tipo de bachilleres reciben nuestras universidades, donde también abundan estos casos de insuficiencia crónica? Estas preguntas suscitan inquietud, pero también deben aguijonear a esta sociedad para que reaccione ante esta caída libre de la formación educativa nacional y decida qué es más importante ahora, si subir salarios a los maestros, todos favorecidos con el mismo porcentaje, o empeñarnos en sacar de las escuelas el mejor producto del conocimiento. 

Si algo bueno tiene el “ranking escolar” es que desnuda, descubre, el penoso cuadro de las carencias educativas del país, y que sus contenidos pueden ser muy útiles para saber que es imperativo mejorar la calidad del maestro y del alumno ahora que el presupuesto de Educación pre-universitaria destina suficientes recursos a esta prioridad. 

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